domingo, 31 de marzo de 2013

Feliz Pascua de Resurrección

Noli me tangere, por Abraham Janssens
El cuadro de Abraham Janssens que vemos representa la escena en que María Magdalena confunde a Jesús Resucitado con un hortelano (Jn. 20, 11 - 18). Jesús, con un sombrero a la moda del momento y pala en mano, le dice a María que no lo toque. Es una escena que muchos artistas han reproducido.
Pero María se quedó junto al sepulcro llorando. Mientras lloraba, se agachó hacia el sepulcro, y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, sentados uno a la cabecera, y otro a los pies, donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Y le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?" Contestó: "porque quitaron a mi Señor y no sé dónde lo han puesto".
Al decir esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús allí de pie; pero no sabía que era Jesús.  Jesús le dijo: "Mujer, ¿Por qué lloras?" Ella creyendo que era el hortelano, le dijo: "Señor, si lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto, y yo lo tomaré". Jesús le dijo: "¡María!" Ella se volvió y le dijo en hebreo: "¡Rabbuní!" (es decir, "¡Maestro!"). Jesús le dijo: "Suéltame, que aún no he subido al Padre; ve a mis hermanos y diles que subo al Padre mío y vuestro". Fue María Magdalena a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y lo que le había dicho.
Noli me tangere, por Hans Holsbein el Joven

Noli me tangere. Duccio de Buoninsegna. Duomo de Siena
Noli me tangere. Icono cretense. Venecia.

sábado, 30 de marzo de 2013

Pasta con garbanzos

Pasta e ceci
Hace unos días, mientras me paseaba por Candelaria, compré en un bodegón un paquete de pasta corta italiana que de inmediato me trajo gratos recuerdos de mi estada en Roma. El contenido era lo que los italianos llaman "assortiti misti"; es decir, surtido mixto (que suena a pleonasmo). Consistía en una variedad de pastas cortas de diverso formato, como los que usan las sabias amas de casa de Italia, que sí tienen un concepto claro de la economía doméstica, para hacer sopas y potajes. Tradicionalmente, las señoras guardaban los sobrantes de la pasta seca y al final quedaban con una interesante variedad de assortiti misti.

2° y 3° Generación de L'Ambasciata d'Abruzzo.
Se me ocurrió preparar con ellos uno de mis platos favoritos. Se trata de Pasta e ceci, o pasta con garbanzos, que es un potaje consistente y fuerte, de arraigada extracción popular. Los preparan en toda Italia con ligeras variantes, pero en Puglia - Basilicata se le considera plato regional (lo llaman Ciceri e trie). Lo comí por primera vez en un excelente restaurante que quedaba a menos de 10 metros de mi casa: L'Ambasciata d´Abruzzo (Via Pietro Tacchini 26, Parioli), donde llegué a comer casi todos los días y se me consideraba como de la casa. Cuando alguien me pide una recomendación sobre un lugar donde comer en Roma, el primero que se me ocurre es L'Ambasciata...dove si mangia com'il Papa Ré (así decía yo). El restaurante tiene unos 50 años en la zona y cuenta con clientela fiel. Todo es sabroso allí, desde el antipasto, pasando por i primi piati, al postre y la grappa.

Pues bien, el recuerdo a este restaurante le llevó a preparar este plato que sabe a gloria de legión romana, así es de frugal y nutritivo. Se requieren pocos ingredientes de los que siempre se consiguen en casa: garbanzos, pasta, romero, ajo y aceite de oliva. He visto muchas recetas; algunas le agregan tomates y otros ingredientes, pero en el fondo es lo mismo. Un plato para alimentar una familia y que queden satisfechos.

Tomo la receta que me complace más.

PASTA E CECI ALLA ROMANA

Ingredientes:

  • 200 gr. de garbanzos
  • 2 dientes de ajo
  • 1 ramita de romero
  • 1 anchoa en aceite
  • 1 cucharada de aceite de oliva extravirgen
  • 150 gr. de pasta (maltagliatti, plumitas, spaghetti cortados, etc.)


Preparación:

  1. Desde la víspera se ponen los garbanzos en remojo con una cucharada de bicarbonato de sodio (un mínimo de 12 horas ayudará a ablandar el grano)
  2. Cuando se van a preparar, se escurren los garbanzos y se ponen a hervir en agua fresca, agregando un diente de ajo y una ramita de romero. Se cocinan hasta que estén blanditos, espumando en la medida que sea necesario.
  3. Mientras tanto, en una sartén pequeña, se perfuma el aceite de oliva con el ajo, el cual se retira cuando comience a dorar. Se agrega entonces la anchoa, que se disolverá en el aceite (prefiero hacer esto fuera del fuego). La versión pugliese no le agrega anchoa al sofrito, sino peperoncino. Se agrega a esta mezcla una taza de garbanzos cocidos y con la ayuda de una cuchara se desbaratan. Se lleva al fuego un minuto revolviendo bien.
  4. Se regresa esta mezcla de la sartén a la olla donde están los garbanzos cocidos. Se revuelve y se lleva a un hervor. Se salpimenta. Se agrega la pasta y se cocina hasta que ésta esté al dente.


Se sirve en un plato hondo, adornado con un poco de pimienta recién molida y un chorrito de aceite de oliva. O tal vez se prefiera agregarle una discreta cantidad de queso parmesano o pecorino romano por encima (como en la foto). Cuando preparé el plato, hice en el mortero una mezcla de ajo, romero fresco, sal, peperoncino y aceite de oliva, con la que lo rocié mi potaje. Me recordó el sabor de la botella de aceite aromatizado de L'Ambasciata d'Abruzzo.

NOTA: El secreto está en que los granos queden muy bien cocidos y que haya caldo suficiente para cocinar la pasta, que absorberá agua, y espesará con la ayuda del puré de garbanzos.

Un buen Montepulciano d'Abruzzo creo que complementa muy bien esta delicia romana. O tal vez se prefiera un blanco consistente.

viernes, 29 de marzo de 2013

Por fin llegó a Caracas

La infancia de Jesús
Portada
Por fin el público venezolano podrá adquirir la tercera entrega de la Vida de Jesús de Nazaret por Joseph Ratzinger (Benedicto XVI). Está editado por Planeta, impreso en Venezuela por Editorial Arte S. A. (enero de 2013). Compré dos ejemplares: uno de ellos para mi tía Imelda, que devora libros.  Este libro, claro, sencillo y profundo a la vez, causó cierta polémica hace unos meses por lo relativo a la mula y el buey del Pesebre y por la "nacionalidad" de los Reyes magos. A mucha gente le gusta opinar sin saber y las más de las veces repiten como loros lo que vieron por allí. Veamos lo que nos dice el Papa Ratzinger:
Finalmente puedo entregar en manos del lector el pequeño libro prometido desde hace tiempo sobre los relatos de la infancia de Jesús. No se trata de un tercer volumen, sino de algo así como una antesala a los dos volúmenes precedentes sobre la figura y el mensaje de Jesús de Nazaret. He tratado aquí de interpretar ahora, en diálogo con los exegetas del pasado y del presente, lo que Mateo y Lucas narran al comienzo de sus evangelios sobre la infancia de Jesús. 
Según mi convicción, una interpretación correcta requiere dos pasos. Por un lado, hay que preguntarse qué es lo que los respectivos autores querían decir en su momento histórico con sus correspondientes textos; éste es el componente histórico de la exegesis. Pero no basta con dejar el texto en el pasado, archivándolo así junto con los acontecimientos sucedidos hace tiempo. La segunda pregunta del auténtico exegeta debe ser ésta: ¿Es cierto lo que se ha dicho? ¿Tiene que ver conmigo? Y, en este caso, ¿de qué manera? Ante un texto como la Biblia, cuyo último y más profundo autor, según nuestra fe, es Dios mismo, la cuestión sobre la relación del pasado con el presente forma parte inevitablemente de la interpretación misma. Con ello no disminuye el rigor de la investigación histórica, sino que lo aumenta.
Me he preocupado de entrar en diálogo con los textos en este sentido. Haciéndolo así, soy bien consciente de que este coloquio entre el pasado, el presente y el futuro nunca podrá darse por concluido, y que cualquier interpretación se queda corta respecto a la grandeza del texto bíblico. Espero que, a pesar de sus límites, este pequeño libro pueda ayudar a muchas personas en su camino hacia Jesús y con él.
Al salir de la librería no pude resistir la tentación y lo abrí con la idea de averiguar si este gran teólogo había dicho que los reyes magos eran andaluces (de hecho sólo nombra a Tarsis -Tartesos una sola vez y ello en relación con Isaías 60 y el Salmo 72,10 -pág. 102):
La promesa contenida en estos textos extiende la proveniencia de estos hombres hasta el extremo Occidente (Tarsis - Tartesos en España), pero la tradición ha desarrollado ulteriormente este anuncio de la universalidad de los reinos de aquellos soberanos, interpretándolos como reyes de los tres continentes entonces conocidos: África, Asia y Europa. El rey de color aparece siempre: en el reino de Jesucristo no hay distinción por la raza o el origen. En él y por él, la humanidad está unida sin perder la riqueza de la variedad.
Lo mismo sucede con el pesebre. Benedicto XVI no echó a la mula y al buey del establo, sino que explicó.

El principal mérito de la obra de Ratzinger sobre la vida de Jesús está en poner la teología al alcance de todos. Me he deleitado leyendo esta "antesala", luego leeré, con más calma los dos tomos principales.

Benedicto XVI

jueves, 28 de marzo de 2013

Siega y vendimia



SIEGA Y VENDIMIA

I

El día, los campos que enlutó la noche
Con sus primeras rosas engalana
Y prende el sol cual diamantino broche
En la túnica azul de la mañana:

El viento juega con la luz naciente
En las doradas mieses del plantío,
Y riza acariciando dulcemente
La blanda cabellera del estío.

Ya llegan los alegres segadores,
Contento el corazón, el brazo fuerte,
Entréganse a las rústicas labores
Que el pan en vida y en amor convierte.

La siega comenzó... Rinde su seno
La rubia espiga con la hoz tronchada
Y un río pactolo por el campo ameno
Se extiende hacia la éra afortunada.

Oscura Ruth de la vecina aldea,
Una muchacha de la ermita viene,
Y en las espigas que la brisa orea
Los dulces ojos con amor detiene.

Su rostro radia con belleza extraña
En el suave misterio del Santuario
Donde colma de dicha su alma pura
El dulce prisionero del Sagrario.

II

Al vespertino encanto, en la remota
Linde del horizonte, el cielo miente
Un lago en cuyas agua flota,
Nenúfar gigantesco, el sol poniente.

Del verde otero por la fresca falda
Buscan las aves con alegre coro
Entre tupidas grutas de esmeralda
La miel ardiente del racimo de oro.

Piensa el vendimiador, ya fatigado,
En los encantos de su hogar vecino,
Do habrá en las noches del invierno helado
Repuestos odres de oloroso vino.

La vendimia finó... Cien carros ledos,
Del rico fruto de la vid colmados
Pasan... y gime el viento en los viñedos
De su fragante gloria despojados.

Triste Noemí que a la turba esquiva
Una anciana de nívea cabellera
Fija su honda mirada pensativa
En los racimos que el lagar espera.

Y reclina su lánguida cabeza
Que hacia la tumba con temblor gravita
Mientras la tarde moribunda reza
En la vieja campana de la ermita.

Y sueño con los cálices benditos
Que rebosa la Sangre Redentora
Y en éxtasis de anhelos infinitos
La pobre anciana se prosterna y ora.


Hacía tiempo, unos seis meses, que no publicaba en esta bitácora algún poema del P. Carlos Borges. Hoy, revisando la antología de su obra compilada por J. M. Núñez Ponte,  Páginas perdurables (Enrique Requena Mira, Caracas, 1955), encontré este poema poco conocido del sacerdote y poeta caraqueño. Para leer más de este autor, ingresar por aquí.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Para la sección "libertina" de una biblioteca

Cuentos y relatos libertinos
Portada
La literatura libertina ya no hace sonrojar a nadie. No puede ser considerada pornográfica, ni erótica, ni picaresca. En su momento fueron escandalosas, peligrosas y turbadoras. Son sólo piezas de colección como un gabinete de curiosidades. Es el reflejo de una época que concluía. Ya nos hemos referido al Marqués de Sade (Leer al divino marqués), a Choderlos de Laclos (Relaciones peligrosas) y al Marqués de Pelleport (Los bohemios).

Hoy le toca el turno a una antología que conseguí hace unos días en una librería. Se trata de Cuentos y relatos libertinos (Siruela, Madrid, 2011). Es una colección que abarca desde Voltaire hasta el Marqués de Sade, a cargo de Mauro Armiño, quien incluye un enjundioso estudio sobre la literatura libertina del siglo XVIII para una mayor comprensión de las obras y su época, y está prologada por Andrés Barba, con un breve artículo titulado Filosofar bajo la manta:
... Es suficiente, pues, una invitación más somera -y cabría decir más lúbrica- a estos relatos que, si bien fueron escritos para ser leídos, en palabras de Rousseau, "con una mano", no especificaba este filósofo en qué lugar exacto debía estar la otra, si sobre cierto lugar que el lector perspicaz podrá imaginar sin demasiado esfuerzo, o sobre la frente en actitud reflexiva.
Estos relatos libertinos contienen no sólo el ímpetu de una sociedad que empieza a descubrir y a descubrirse en el placer, sino la furia electrizante de quien toca por primera vez el corazón nervioso de nuestro comportamiento (...) Es el grito de un siglo ilustrado y laico, racional, materialista, el grito del siglo que se atrevió a hacer del cuerpo también un objeto y a llevar esa inquietud hasta sus últimas consecuencias para ver qué ocurría en aquel lugar.
(...) También estos relatos comprados en la oscuridad de un callejón y "leídos con una sola mano" en la intimidad de los hogares ilustrados precisan del tabú para transgredirlo, es necesaria la lujuria del sacerdote, el capricho oscuro y refinado de la condesa, la virgen seducida y engañada por el libidinoso, y más aún es necesario que el lector perciba la transgresión de esos sucesos, tan necesario al menos como haber tenido que comprar un libro a escondidas y leerlo a puerta cerrada. Transgredir un tabú, y eso lo sabía perfectamente el marqués de Sade, es desde luego no vencerlo porque la excitación que produce en nosotros se funda en su vigencia como tabú.
Eros y Psique

Tengo en la biblioteca otras obras que se pueden considerar "libertinas", aunque no lo son. Akal Editores reimprimió en los años 70 una serie de obras de este tipo, basada en la colección editada por Joaquín López Barbadillo de los años 30, aunque en sentido estricto sólo Gamiani podría entrar en esa categoría, pero corresponde a una generación romántica:
  • GAMIANI, o dos noches de pasíón; maravilloso cuadro en que se pintan las orgías sáficas y sádicas de una frenética gozadora de amor, por Alfred de Musset;
  • LOS DIÁLOGOS del divino Pedro Aretino, generalmente denominados diálogos putescos;
  • Los caprichosos DIÁLOGOS, II, del divino Pedro Aretino, y LA ESCANDALOSA VIDA DE LAS CASADAS;
  • Dudo si colocar también en la lista  a LA TERCERA CELESTINA (tragicomedia de Lisandro y Roselia) de Sancho Muñon.
Tampoco sé si se puede incluir en la lista al Jardín de Venus, de Félix María de Samaniego, que no son fábulas libertinas, ni eróticas, sino que tienden a lo picaresco, lo burlesco, o al chiste picante elaborado. Lo adquirí por vez primera en la colección de Akal Editores -terminó en la biblioteca de un amigo que murió sin devolvérmelo-,  luego lo compré de nuevo, esta vez por Editorial Biblioteca Nueva (Madrid, 2004).

Otro libro, que por necesidades de clasificación y ubicación física he colocado en esta sección, es La Venus de las pieles (Tusquets, Barcelona, 2006), de Leopold von Sacher-Masoch, que entra más bien en el rubro de las novelas románticas, eróticas e idealistas. Románticas por lo del romanticismo; nada que ver con María de Jorge Isaacs.

Ayer adquirí otra antología de literatura erótica. Se trata de Erotikon, maravillas de la novela erótica (Ediciones 29, Barcelona, 1970), que tampoco es libertina. Contiene obras de diversas épocas. No es tan buena como  Cuentos y relatos libertinos, pero completa una visión sobre la literatura erótica.

lunes, 25 de marzo de 2013

¡Vuelvan caras, carajo!

¡Vuelvan caras, carajo!
Portada
Escribir una historia novelada o fabulada, o una novela de ambientación histórica no es fácil. Si el autor no investiga bien los personajes, la época y la cultura en que se desarrolla, y no la hace creíble, el resultado será ramplón, mediocre, arrollable. A veces he tenido sorpresas desagradables al leer este género y termino sintiéndome timado con obritas que, a pesar de los que digan los editores en la contraportada, no valen el papel en que están impresas.

No es éste el caso de ¡Vuelvan caras, carajo! (Editorial Pre-textos, Valencia, 2009), del periodista colombiano Rafael Baena. Lo he disfrutado de punta a punta; ameno, bien estructurado, creíble en su ambientación y con un buen mensaje que cala en el lector. Eso es lo que uno busca en este tipo de novelas. A medida que profundizaba la lectura, sentía necesidad de revisar los datos aportados por autor, con mi diccionario de historia; todo era verídico y bien investigado.

La trama es simple. En 1831, el Capitán (r) Angus Malone, que había sido voluntario británico en el Ejército Libertador, escribe sus memorias de campaña y las publica en Edimburgo en lengua castellana. Tales memorias son también la vida del Negro, su amigo entrañable Juan José Rondón en la campañas de los Llanos y en Nueva Granada, hasta la muerte del héroe en 1822. Es la guerra, siempre cruel, y la amistad de dos personas pertenecientes a mundos diferentes. Es la humanidad en medio del horror de la guerra. La narración en primera persona hace de esta novela algo más íntimo.

De la obra nos dice el autor:
Coronel Juan José Rondón
... al reflexionar sobre la violenta realidad de Colombia, pensé que una forma elegante de explicarla tendría que ser proponer al lector un viaje al pasado, haciéndole ver que la ignorancia asesina y la intolerancia ciega no son fenómenos de los siglos XX y XXI sino que están afincadas en la memoria genética nacional desde hace centurias.
Leí además sobre un escuadrón de caballería rebelde que, tras las guerras de independencia, deambuló por Suramérica alquilando sus fuerzas al mejor postor. Escudriñé aquí y allá en busca de más pistas de tan singular historia, pero en medio de la resultante avalancha de fotocopias y versiones contradictorias, la que saltó fue la figura de Juan José Rondón, oficial de la caballería de Simón Bolívar, un hombre a carta cabal que hoy, dos siglos después, luce el más precioso trofeo que puede recibir el guerrero de alma generosa: el olvido eterno.
Juan José Rondón falleció como Aquiles, herido en el talón durante la campaña por la toma de Puerto Cabello, en un encuentro con tropas realistas (Naguanagua, 23 de agosto de 1822). Allí concluye la narración del oficial británico:
Rafael Baena
Autor
Así, sin más. Adiós al Negro. Volví a leer la fecha en que había sido dictada la carta y miré hacia la pared donde reposaba mi sable de batalla, sin poder desprender los ojos de ese punto, como si mi vida dependiera de tan tenue asidero. Intenté durante recordar, sin conseguirlo  qué demonios estaba haciendo yo aquel 10 de agosto mientras él era lanceado en su pie. Pensé en Aquiles para consolarme, pero la verdad es que ni ése ni ningún otro recurso ha servido para borrar de mi memoria la imagen de Juan José Rondón, coronel de los ejércitos de Colombia, comandante general de la Caballería de la Guardia del Libertador, oficial a carta cabal y hombre de familia que, por encima de todo eso, fue un amigo. Del alma.



domingo, 24 de marzo de 2013

Las liebres (fábula criolla)

LAS LIEBRES

Por súbito accidente
Fué del leon la magestad herida
Por la bicorne frente
De un toro regicida.
Su magestad, airado,
Manda que salga al punto desterrado
De sus dominios reales
Con todos los cornudos animales.
Una liebre asustada
Al ver la sombra de sus orejones,
Creyóse en el decreto comprendida:
Y con voz agitada,
Ay! le dijo á otra liebre compañera,
Yo parto la primera
De la patria querida,
Porque seré tenida
Quizá como cornuda.
- Vaya, que eres solemne majadera:
Las nuestras son orejas, ¿quién lo duda?
- Ay, amiga! es verdad que son orejas,
Más las tendrán por cuernos, á despecho
De todas las razones,
Sin que valgan ni sirvan de provecho,
Ni las más justas representaciones.

De la opresión se libra la inocencia
Tan solo con la ausencia.



Esta fábula es obra  del poeta venezolano Pedro Pablo Diaz. Fue publicada en la Biblioteca de autores venezolanos contemporáneos, editada por el Marqués de Rojas en 1877, quien no aporta datos biográficos del autor. La he transcrito como aparece en la edición fascimilar de 1977 (Concejo Municipal del Distrito Federal, Caracas).

sábado, 23 de marzo de 2013

El Nazareno de San Pablo, entre mito e historia

Nazareno de San Pablo, talla sevillana del siglo XVII

El año pasado, por estas fechas, colocamos en esta bitácora el artículo Miércoles Santo en Caracas que no fue más una excusa para colocar el poema El limonero del Señor, de Andrés Eloy Blanco y comentar algo sobre la devoción caraqueña por el Nazareno de San Pablo. En esta oportunidad nos aproximaremos a él de la mano de la historia y no de la tradición.

En la revista Desafío de la Historia (Año 5, N° 32) salió publicado un artículo de Tarim Gois titulado El Nazareno de San Pablo, mito e historia, que revela muchas incógnitas sobre esta antigua imagen, venerada por los caraqueños en la Basílica Menor de Santa Ana y Santa Teresa. De ese artículo entresacamos algunos párrafos para ilustrarnos mejor:
(...) En el estudio La Cofradía del Nombre de Dios en San Jacinto y la devoción a Jesús Nazareno en Caracas, realizado por el historiador dominico fray Antonio Bueno Espinar, éste afirma haber encontrado que la tradición del Nazareno de San Pablo carece de fundamentos históricos. Para probar esta aseveración señala que durante la visita del Obispo Mariano Martí al Templo de San Pablo en 1772, el prelado no hace mención de alguna devoción especial a la nombrada imagen. A su vez, cita otros textos escritos durante la época que tampoco hacen referencia a esta devoción y al milagroso suceso, como la Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela de José de Oviedo y Baños, de 1723, o el Teatro de Venezuela y Caracas, de Blas José Terrero, escrito entre 1787 y 1800. Por el contrario, en ambos libros se afirma que fue gracias a la intercesión de Santa Rosalía de Palermo que la peste desapareció después de dieciséis meses y, en gratitud a esto, el Obispo Diego de Baños y Sotomayor mandó a erigir una ermita en 1696 (la actual Iglesia de Santa Rosalía).
Ermita de San Pablo Ermitaño pocos años antes de su demolición, por Ramón Bolet
A estos datos agrega Bueno Espinar una carta del presidente de la Audiencia de Caracas a don Eugenio de Llaguno, con fecha 31 de agosto de 1794, escrita durante una nueva epidemia de vómito negro, en la cual se narra que "toda la capital pide ante la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración que se venera en la parroquia de San Pablo (imagen que se conserva actualmente en la Basílica de Santa Ana y Santa Teresa) y Santa Rosalía de Palermo en la viceparroquia de su título, especial abogada de la peste". (...) Continúa el historiador dominico explicando que cualquier rogativa debía contar con la autorización del obispo, "máxime cuando San Pablo Ermitaño era ayuda de la parroquia de Catedral". Sin embargo, en las actas capitulares no se consigna ninguna rogativa protagonizada por el Nazareno de San Pablo y menos una narración del famoso prodigio. En la tabla de fiestas elaborada en 1710, a las cuales debía asistir el cabildo civil como cuerpo, tampoco menciona ninguna fiesta concerniente al Nazareno para agradecer la salvación de la ciudad.
Tampoco, hasta donde se sepa, el padre Juan Antonio Navarrete en su Arca de Letras menciona esta imagen. ¿Cuál es, pues, el origen de la tradición?
Antonio Guzmán Blanco
..."en el entorno de Guzmán Blanco para lavar sus felonías en relación con los templos demolidos de la ciudad", ya que las primeras narraciones de la supuesta leyenda se remontan a la obra Tradiciones populares, escrita por Teófilo Rodríguez en 1885. A su vez Rodríguez citaba la información del Almanaque Anuario-Directorio del Comercio, de la Industria y de la Administración Pública, impreso por Teodoro de Aldrey y Esteban Ponte desde 1866 y del cual sólo se llevaron a la imprenta tres números. En estos textos se refiere que el Nazareno habría sido sacado en procesión después de que se había construido en vano la ermita de Santa Rosalía y la peste no había cedido.
Para Bueno Espinar, "el desconocimiento de las fuentes, la manipulación de los datos si acaso los tuvo en cuenta, y (...) un velado afán de servicio al régimen de turno (por parte de Teófilo Rodríguez) sirve para propagar una tradición sin fondo". Para concluir sus esclarecedoras pruebas, Bueno Espinar revisa la devoción a las imágenes del Nazareno en Caracas. Para ello consultó los inventarios del obispo Mariano Martí, en las cuales se reseña la presencia de dos tallas de esa iconografía en la ciudad: en la Iglesia de San Pablo y en la capilla de los terceros de la Iglesia Conventual de San Jacinto (esta última se halla actualmente en un depósito de la parroquia San Felipe Neri, El Guapo, estado Miranda)...Posiblemente a raíz del traslado de la imagen dominica, muy estimada por los caraqueños, la devoción se encauzó entonces hacia el Nazareno de San Pablo, aderezada con la leyenda que años después inmortalizaría el poema de Andrés Eloy Blanco, que apareció en el poemario Poda, de 1934.
Nos topamos otra vez con el Ilustre Americano Antonio Guzmán Blanco, el nieto de La Tiñosa, el hijo de Antonio Leocadio ( Padre de la Mentira); es decir, la mentira misma. Los guzmancistas inventaron muchas patrañas para justificar su permanencia mesiánica en el poder. ¿Cómo creerle? Por una lado cerraba conventos y demolía templos y por otro trataba de crear una Iglesia cismática venezolana. Fueron ellos quienes inventaron que la Santa Capilla era copia de su homónima de París; que la Iglesia de Santa Teresa lo era de la de St. Sulpice; que Caracas se parecía a París; que en la Capilla Sixtina se interpretaba el Popule Meus de José Ángel Lamas en los Oficios de Viernes Santo, y tantas otras fantasías que los costumbristas del siglo XX continuaron repitiendo como loros.

Iglesia de Santa Ana y Santa Teresa en el siglo XIX. Álbum de Caracas y Venezuela de Neum
Tomada de http://mariafsigillo.blogspot.com/2011/05/basilica-de-santa-teresa.html

Para ampliar el repertorio de las leyendas en torno a esta bella y venerada imagen, transcribo otra leyenda, también a todas luces guzmancista, que esta vez involucra a la familia de Simón Bolívar, otra de las fijaciones del régimen. La tomo del libro Santiago de León de Caracas en sus leyendas históricas, de Luis Beltrán Reyes:
Don Feliciano Palacios y Gil de Arratia,
abuelo materno de Simón Bolívar.
1730-1793
Colección del Museo Bolivariano
Fue ésta un leyenda que estuvo muy en boga después de algunos años de la muerte de doña Concepción de Bolívar, madre del Libertador, pues según antiguas crónicas, ella había ofrecido a la bellísima imagen del Nazareno de San Pablo bordarle con el mayor esmero de su vida, una nueva túnica como acción de gracias por la salud de su anciano padre que había estado durante muchos meses enfermo, y además, para restituir la vieja túnica con que el escultor la había vestido una vez terminada.
... después del fallecimiento de su marido en 1786, doña Concepción de Bolívar emprendió la hermosa tarea de confeccionar la susodicha túnica, y por la cual la milagrosa imagen le traería nuevos favores. Para esa época la distinguida dama dejó de asistir algún tiempo a sus ricas procesiones, para consagrarse de lleno a su promesa. Y fue de allí precisamente de su casa solariega, frente al templo de San Jacinto, de donde salió tan preciado regalo y por el cual al decir de numerosísimos feligreses, aquella nueva túnica había traído sobre la ciudad abundantísimas bendiciones y gracias sin cuento...
Curioso el caso; don Juan Vicente de Bolívar y Ponte enferma y muere de tuberculosis en 1786 y sin embargo su esposa pide por la salud de su anciano padre, don Feliciano Palacios y Gil de Arratia, a quien quedan 7 años de vida. Ella está también tuberculosa y de hecho muere un año antes que don Feliciano, quien será el tutor de sus menores hijos. Tampoco pide por su propia salud. Su casa quedaba a poca distancia del Convento de San Jacinto donde se veneraba un Nazareno famoso -el que salía en procesión-, y ella va y le ofrece una túnica al de la ermita de San Pablo, en las afueras de la ciudad. Sigamos:
Como habíamos dicho, de la lujosa mansión de doña Concepción de Bolívar, salió la segunda túnica que en muchos años debía remplazar la muy vieja y desteñida que llevaba el dolorido ícono, desde que había salido de las manos del escultor. (...) estaba confeccionada con el mayor esmero, de costosísimo paño oscuro, con bellas aplicaciones moradas y en oro, además recamada de fascinantes piedras preciosas, las cuales completaban tan rico y artístico presente. Con esta túnica se asegura que se produjo un "verdadero milagro", y que durante muchos años conmovió a la ciudad entera.
¿Cuál es el milagro? Cerca de Catedral vivía un canario de profesión zapatero muy devoto del Nazareno. Carmelo Piñera era su nombre, que tenía un hijo tremendo llamado casualmente Simón. Este muchacho cae en un aljibe y sufre numerosas fracturas en la columna vertebral; es decir, quedaría inválido...
Antonio Leocadio Guzmán, el Padre de la Mentira.
Hijo de Antonio Guzmán y la Tiñosa; esposo de
Carlota Blanco y padre del Ilustre Americano. 
No obstante  este fatal pronóstico de los médicos, no desanimaron al lloroso padre, y, sin decir nada a nadie, corrió al altar donde se hallaba el Nazareno para implorar por la salud de su hijo. Pero he aquí que estando en oración, vio de súbito que los labios de la imagen se movían y le mandaba a tocar tres veces la túnica que tan primorosamente y llena de fe, había bordado doña Concepción de Bolívar (...) ordenándole además "que sin tocar cosa alguna" fuera primero a la cama de su hijo y lo tocara también tres veces en nombre de la Santísima Trinidad.
Así lo hizo el buen hombre, y sin dudar un instante de que algo grande iba a suceder (...) En efecto, pasados tres días de su ida al templo, Caracas entera supo con asombro que el terrible Simoncito había vuelto a sus habituales travesuras como si nada hubiera sucedido...
Ahora no es el Nazareno el que hace los milagros sino la túnica bordada por María Concepción Palacios Blanco, parienta del Ilustre Americano por parte de su madre Carlota Blanco y Jerez de Aristeguieta, quien a pesar de su abolengo no cejó en casarse con el hijo del sargentón realista y La Tiñosa, el joven trepador social que preadolescente, entre 1812 y 1813, sacaba las papeletas de la rifa de patriotas que serían fusilados en Puerto Cabello.


Procesión del Nazareno de San Pablo en 2011, bajando de Santa Teresa a Cipreses. Le siguen la Dolorosa y la Verónica.
Foto tomada de www.lapatilla.com 
Como un extra en ocasión de esta Semana Santa, incluyo una interpretación tradicional del Popule Meus de José Ángel Lamas, a cargo de la Orquesta Sinfónica Venezuela, el Orfeón Lamas y Carmen Liendo (soprano). Arreglos y dirección de Vicente Emilio Sojo. Es una versión modernizada, al gusto de mediados del siglo XX. Destaca la bella voz de Carmen Liendo.


NOTA: El Miércoles Santo se celebrarán 18 misas en la Basílica de Santa Teresa; una a cada hora a partir de la medianoche, hasta que salga la imagen en procesión a las 5 p.m.. A las 12 del mediodía estará presidida por S. E. R. Cardenal Jorge Urosa Sabino, Arzobispo de Caracas y Primado de toda Venezuela. Las autoridades hacen una serie de recomendaciones que parten del sentido común: no llevar niños pequeños a pagar promesas, estar bien hidratados, no encender velas dentro ni fuera del templo para evitar la generación de incendios, etc. Habrá vigilancia policial y primeros auxilios.

jueves, 21 de marzo de 2013

Libro de los fragmentos

Libro de los fragmentos
Portada
La semana pasada hice un blitzkrieg bajo el puente de la Av. Fuerzas Armadas en Caracas. No tenía mucho efectivo en la billetera, pero sí suficiente para alguna compra nerviosa y tomar un taxi de regreso a casa. La exploración fue fructífera y económica. Terminé comprando Libro de los fragmentos (Argos Vergara, Barcelona, 1983), obra de Guillermo Morón repleta de referencias al mundo antiguo y al que no lo es tanto. En sus páginas surgen, casi como hallazgos arqueológicos, personajes que tienen su valor en la cultura occidental y de quienes se puede extraer enseñanzas; para algo son clásicos.

Nos dicen los editores:
Las páginas de El libro de los fragmentos son, según su  autor, secretas. No hay en ellas moda alguna. Ningún escándalo sobre corrupciones o críticas contra dirigente político alguno. El Tercer Mundo, tan a la page en el pensamiento europeo contemporáneo, no figura en este libro fragmentado conscientemente. No hay tampoco pensamiento dirigido o filosofía partidista. El libro de los fragmentos, como si hubiera sido escrito en tiempos de los griegos clásicos, navega por mares más profundos que los que marca la agobiante actualidad y la urgencia del periodismo. Se trata, pues, de reflexionar sobre la Palabra creadora, sobre el pensamiento creativo. Una frase no es aquí ocurrencia o boutade. Es siempre un criterio definido y claro. Cada fragmento es un principio de reflexión  sobre lo divino y lo humano; sobre las maneras literarias del escritor y sobre los modos que existen para aislarse y seguir reflexionando...
Con esta colección de breves y a la vez profundos textos permiten pasearse por un mundo antiguo que aun está vigente. Es también una muestra más de la versatilidad de don Guillermo como intelectual, pensador e historiador actual.
Guillermo Morón
autor
Como todo libro viejo, este ejemplar contiene un trozo de su propia historia. En su primera página, en blanco, hay una dedicatoria en tinta roja:
A ...(me reservo el nombre)
...Por las cosas hermosas que me haz dado, que aunque las añoro, hoy las miro en el cofre de mis recuerdos más queridos.
Con mucha ternura para ti de ..XX
25/02/84
Con error ortográfico y todo, me pregunto si el regalo fue apreciado (el libro no parece haber sido leído), si esta pareja eran amigos muy queridos, o si eran novios en el que uno amaba más que el otro. ¿Habrán vuelto? Tal vez la muchacha cuidó el libro mientras lo leía porque ella también tenía su "cofre de recuerdos más queridos".

miércoles, 20 de marzo de 2013

Dies irae IV (B. Britten)

Trinchera en la I Guerra Mundial
Foto tomada de www.dailymail.co.uk
War Requiem de Benjamin Britten es un monumento a la paz y una denuncia a la guerra. Fue concebido, no como parte de un rito litúrgico, sino para ser representado como una pieza de concierto. Su presentación primera, el 30 de mayo de 1962, en la recién restaurada Catedral de Coventry, que había sido destruida por los bombardeos alemanes durante la II Guerra Mundial. El compositor se valió de la Missa pro Defunctis de difuntos del Rituale Romanum, a la que agregó poemas elegíacos de Wilfred Owen, que le otorgan un pathos particular.

Benjamin Britten
1913-1976
Conocí esta joya musical del siglo XX a través de unos cassettes de compré en los años 70 en la tienda de Don Disco, en Caracas. La versión era la misma que tengo ahora en mi meloteca y sigue siendo una de mis grabaciones favoritas (ya en formato CD):  Galina Vishnevskaya (soprano), Peter Pears (tenor) Dietrich Fisher-Dieskau (barítono); el Bach Choir, el London Symphony Orchestra Chorus, Highgate School Choir; Simon Preston al órgano, Melos Ensemble y la London Symphony Orchestra; todo la batuta de Benjamin Britten.  Mejor no puede ser.

De la información contenida en el ábum, extraigo algunas ideas:
Lo extraordinario es que, luego de dos guerras mundiales que decimaron la mejor juventud de dos generaciones, y  la tortura masiva, asesinato y destrucción en una escala sin precedentes en la historia mundial, haya habido sobrevivientes para contar la historia. Wilfred Owen, incomparable poeta de la Gran Guerra, no la sobrevivió, y no pensó que sus elegías del frente pudieran ser de ayuda a su propia generación. "Puede ser a la próxima... Todo lo que un Poeta puede hacer hoy es advertir. Es por ello que el verdadero poeta debe ser verídico". Notemos el acento sobre la "verdad". El Poeta -Owen no utiliza la P mayúscula en vano- es de aquellos que Ven, que Saben, en quienes el don de la visión se acompaña de videncia, y que, contrariamente a nosotros, toman al vuelo aspectos de la realidad desde la esquina de sus ojos.
Los poemas elegíacos de Wilfred Owen que incluye Britten en este Requiem de Guerra tocan lo más profundo de los sentimientos humanos en torno a los horrores de la guerra. Trascribo a continuación los tres primeros; en verdad vale la pena tenerlos en cuenta:
Wilfred Owen en 1916
I

What passing-bells for these who die as cattle?
Only rthe monstruous anger of the guns.
Only the struttering riffles' rapid rattle
Can patter out their hasty orisons.
No mockeries for them from prayers or bells,
Nor any voice of mourning save the choirs, -
The shrill, demented choirs of wailing shells;

And bugles calling fot them from sad shires.
What candles may be held to speed them all?
Not in the hands of boys, but in their eyes

Shall shine the holy glimmers of good-byes.
The pallor of girls' brows shall be their pall;
Their flowers the tenderness of silent minds,
An each slow dusk a drawing-down of blinds.


II

Bugles sang, saddening the evening air;
And bugles answered, sorrowful to hear.
Voices of boys were by the river-side.
Sleep mothered them; and left the twilight sad.

The shadow of the morrow weighed on men.
Voices of old despondency resigned,
Bowed by the shadow of the morrow, slept.

III

Out there, we've walked quite friendly up to Death:
Sat down and eaten with him, cool and bland, -
Pardoned his spilling mess-tins in our hand.

We've sniffed the green thick odour of his breath,-

Our eyes wept, but our courage didn't writhe.
He's spat at us with bullets and he's coughed
Sharpnel. We chorused when he sang aloft;

We whistled while he shaved us with his scyte.
Oh, Death was never enemy of ours!
We laughed at him, we leagued with him, old chum.

No soldier's paid to kick against his powers.

We laughed, knowing that better men would come,

And greater wars; when each proud fighter brags

He wars on Death - for Life; not men - for flags.


Soldado herido, por Otto Dix
De tanto escuchar misas para difuntos el corazón se me frunce. Con este Requiem monumental concluyo la serie que me sugirió Sergio Guzmán una tarde de carnaval. Sé que el amigo Naiffer Olivares, que ama la música contemporánea, lo va a disfrutar. Con eso estoy satisfecho. ¡Que lo aprovechen!


La interpretación que presento es la del Festival de música Schleswig-Holstein de 1992, dirigida por Sir John Eliot Gardiner (no tengo más datos). Sigo prefiriendo la original bajo la batuta de Britten.

martes, 19 de marzo de 2013

Dies irae III (G. Verdi)

Giuseppe Verdi
1813-1901
El origen de la Messa da Requiem de Giuseppe Verdi está vinculado al fallecimiento de de Gioacchino Rossini, patriarca de la ópera romántica italiana. El musicólogo Ulrich Prinz, en el folleto que acompaña el álbum Messa per Rossini (primera grabación mundial bajo la batuta de Helmuth Rilling en 1989 - Hässler Classic N° 98.949) nos precisa:

Interior de la Iglesia de San Petronio, en Bolonia
El 17 de noviembre de 1868, cuatro días después de la muerte de Rossini, Giuseppe Verdi escribió a Tito Ricordi: "Mi queridísimo Ricordi: Para honrar la memoria de Rossini, propongo que los más eminentes compositores de Italia escriban una Misa de Requiem a se ejecutada al aniversario de su fallecimiento.. Sugiero que los compositores así como los artistas que tomen parte no se contenten solamente con participar a título gracioso, sino que también contribuyan con su óbolo, a fin de cubrir los gastos necesarios... La misa deberá  ser representada en San Petronio en Bolonia, la verdadera patria musical de Rossini. Luego de haber sido ejecutada una vez, ella (la partitura) deberá ser lacrada y conservada en los archivos del Liceo Musicale, de donde jamás deberá ser retirada. Se podrán hacer excepciones para los aniversarios de Rossini, en caso de la posteridad decida conmemorarlos..."
¿Quienes fueron los músicos que contribuyeron con las partes? La mayoría son casi desconocidos hoy día...
  • Antonio Buzzola (1815-1871) Requiem aeternan - Kyrie
  • Antonio Bazzini (1818-1897) Dies irae
  • Carlo Pedrotti (1817-1893) Tuba mirum
  • Antonio Cagnoni (1828-1896) Quid sum miser
  • Federico Ricci (1809-1877) Recordare Jesu
  • Alessandro Nini (1805-1880) Ingemisco
  • Raimondo Boucheron (1800-1876) Confutatis - Oro supplex
  • Carlo Coccia (1782-1873) Lacrimosa - Amen
  • Gaetano Gaspari (1808-1881) Domine Jesu- Quam olim Abrahae - Hostias- Quam olim Abrahae
  • Pietro Platania (1828-1907) Sanctus - Hosanna - Benedictus- Hosanna
  • Lauro Rossi (1812-1885) Agnus Dei
  • Teodulo Mabelini (1817-1897) Lux aeterna
  • Giuseppe Verdi (1813-1901) Libera me - Dies irae - Requiem aeternam - Libera me

Gioacchino Rossini
1792-1869
La iniciativa dice mucho de la generosidad de Giuseppe Verdi y de la admiración que sentía por Gioacchino Rossini. Lamentablemente, por razones de diversa índole (financiera, ideológica, político-cultura y organizativa) que no llegó a ejecutarse hasta 1988, como indiqué, bajo la batuta de Helmuth Rilling. En 1970 se descubrieron en los archivos de la casa Ricordi en Milán 13 partituras autógrafas y dos copias que constituyen la Messa per Rossini.

Fallido el intento, Verdi trabajó su idea a partir del Libera me que había preparado para la misa en memoria de Rossini, esta vez para el poeta Alessandro Manzoni (1785- 1873).

Recuerdo como si fuera hoy la primera vez que escuché el Requiem de Verdi. Me pareció espectacular y operático, mas no devoto; todo drama y pasión. Fue en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, interpretado por la Orquesta Sinfónica Venezuela y la Coral Filarmónica Caracas (allí cantaba mi amiga Eliana Loza). No retengo el nombre de los solistas ni del director de la orquesta. Fue una presentación que me "afocó"; quedé encandilado como un venado. Luego, a consecuencia de esa presentación, comencé explorar el repertorio verdiano y le cogí el gusto a la ópera.

Alessandro Manzoni
1785-1873
Esta es la penúltima entrega de la serie Dies irae del mi Hit parade. La interpretación que ofrezco es la de Riccardo Muti, dirigiendo la Phiharmonia Orchestra; Ambrosian Chorus (dir. John McCarthy). Solistas Renata Scotto (soprano) Agnes Baltsa (mezzosoprano) Veriano Luchetti (tenor) y Jewgenij Nesterenko (bajo). Duración: 1:26:18, de los cuales la Sequentia Dies irae dura poco más de media hora. El final del Libera me aparece truncado. Completo con una presentación de Leontyne Price, dirigida por Herbert von Karajan (Teatro alla Scala de Milán, en 1967). Espero que lo disfruten


00:00 (Introito) Requien aeternam -Kyrie
09:09 (Sequencia) Dies irae
11:25 Tuba mirum
13:06 Mors stupebit
14:33 Liber scriptus
19:31 Quid sum miser
23:36 Rex temendae
27:25 Recordare
31:48 Ingemisco
35:25 Confutatis
40:49 Lacrimosa
47:22 (Ofertorio) Domine Jesu Christe - Hostias
57:39 Sanctus
59:52 Agnus Dei
1:05:21 Lux aeterna
1:12:12  Libera me - Dies irae - Requiem aeternam - Libera me



lunes, 18 de marzo de 2013

Siete momentos de la Pasión

Entrada de Jesús en Jerusalem, por Hypolite Flandrin

JERUSALÉN
Calles de Jerusalén, limitadas por muros amarillos, que se recortan, apaisados y lúgubres, sobre el verde entintado de los sicomoros. Cactus secos y dolientes, olivos viejos de Getsemaní, palmas desgarbadas y cimbreantes del Cedrón.
Vetusta estampa de Jerusalén, con sus viejos patriarcas y camellos y sus pozos idílicos y su mugre callejera.
Jerusalén la arcaica ciudad del templo soberbio, cuyas inmensas arcadas son mansión propicia a las hipocresías judaicas.
Jerusalén. Ciudad de Dios. Sión proterva que se alza desafiadora para apedrear a los profetas. ¡Gloria de Palestina! ¡Perla de Judá!
Jerusalén languidece bajo la férula del imperio de las Águilas Romanas...
Los judíos piensan en un Caudillo Libertador. Quizá sea posible que ese Nazareno que comenzó a predicar en el Jordán una extraña doctrina, levante en armas al pueblo contra César.
En Jerusalén se viene hablando de ese Gran Profeta. Lo afirma Sidoc, el ciego que vive cerca del Cedrón y que ahora tiene luz en las pupilas porque ese Profeta le tocó en los ojos. Lo dijeron Raquel y Rebeca, aquellas dos muchachas que sufrían calenturas malignas y ahora están sanas. Lo ratifica Sara, la dulce niña hermosa, paralítica desde su nacimiento, que ahora corre y salta como una gacela. Lo dice todo el mundo.
Ahora entra en la ciudad. Las ansias de libertad pueden más, y se sobreponen a la desilusión que produce este Profeta, que cabalga sobre un pobre jumento.
Y el aleluya surge de la algarabía, y hay brazos en alto y hay palmas y hay himno triunfal.

Mater Dolorosa in Monte Calvario venerata

DESPEDIDA

Entre la Madre y el Hijo, entre María y  Jesús, había vivido siempre toda un alma nueva de identificación, todo un binomio de amor y de ternuras.
Identificación en Belén, en el Egipto del destierro, en la vida oculta de Nazareth, en el primer milagro de las bodas de Caná, en su vida dinámica de apóstol durante tres años. "Bienaventurado el vientre que te engendró y los pechos que te amamantaron", le gritaban los humildes a Jesús cuando, por los caminos de Judea, sus manos de alargaban en una perpetua floración de milagros.
Pero el Hijo de María debía cumplir su misión redentora y debía separarse de Su Madre en una hora presentida desde la eternidad, para cumplir la voluntad de Su Padre. Se despidieron con la efusión santa del más santo de los amores en el más santo de los corazones. Se despidió el Hijo de Su Madre para encontrarse, más tarde, en la calle de la Amargura y en el monte de las Calaveras, junto a la Cruz, que es donde, a la postre, se suelen encontrar las madres con sus hijos.
María no ignoraba este momento. Y lo afrontó valientemente. Con la fuerza que Dios transmite al corazón de las madres que sufren y con la valentía de las mujeres que saben esperar con fe las horas menguadas.

La última cena, por Duccio di Buoninsegna
LA CENA
Aquellos doce hombres rudos se reunieron a cenar con el Maestro. No se trataba solamente de cumplimentar un rito prescrito por la Ley de Moisés para la víspera del 14 de Nisán, la gran Pascua de los judíos. Era la consumación del mayor de los regalos del Hijo de Dios a los hombres, de su más valioso legado, de su más invalorable herencia. Regalo, legado y herencia de su propio cuerpo vivo y palpitante, de su carne inocente de cordero pascual, la plenitud de su realidad divina, que, a partir de aquella noche, iba a quedar a merced de los hombres en la Eucaristía.
Aquella noche del primer Jueves Santo, noche de felonas lobregueces de traición, en que se estaba urdiendo la más tremenda de las conjuras y la más estupenda de las negaciones, ocurrió el prodigio abismal del amor de Jesús. El prodigio de la Eucaristía.
En el cenáculo tuvo lugar el lavatorio de los pies polvorientos de los discípulos, inclusive los de Judas, el traidor, y el sentido del sermón de despedida y el mandamiento nuevo que anexó al Decálogo sinaítico:
"Hijitos míos, un nuevo mandamiento os doy: que os améis los unos a los otros como Yo os he amado. En esto conocerán todos que sois mis discípulos..."
Bajo la luz desvaída y lechosa de una gran luna llena cuaresmal, el cenáculo se llenó de luz de mediodía. "Tomad y comed, porque éste es mi Cuerpo." "Tomad y bebed todos de este vino, porque éste es el cáliz que por vosotros y por muchos se ha de derramar en satisfacción de los pecados."
La Sagrada Cena no fue otra cosa que la primera misa que se celebró en el mundo, anticipación del sacrificio sangriento de la cruz que ocurriría al día siguiente.
La Sagrada Cena fue el anticipo del amor de Jesús, ese gran Sacerdote de la Nueva Ley, Víctima y Victimario, que ofició en el Cenáculo y ofició en el Gólgota.

La oración en el Huerto, por El Greco
EL HUERTO
Después del milagro de la última cena -milagro de convertido en carne de cordero-, necesita orar, porque se siente desfallecer y tiene el alma triste hasta la muerte. Ya pesa sobre su espíritu el drama del Viernes Santo.
Una granja de olivos espesos era el sitio preferido para su oración. La granja de Getsemaní. el huerto de los olivos, se regó esa noche con un extraño sudor de sangre.
"¡Padre mío! ¡Si es posible, pase de Mí este cáliz! Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. ¡Padre mío!".
Después, la traición, el tintineo de las treinta monedas de plata, el beso de Judas, el arresto, la noche de befas, la negación de Simón Pedro. Un drama que prolonga al Viernes Santo. La soldadesca.
"¡Vida el Rey!", es el escarnio que restalla, como un foete de acero, en su rostro tumefacto.
El sarcasmo no logra turbar la paz serena en que rebosan sus ojos inocentes de cordero. ¡Pero así era el Rey! Rey de azotes, de burlas; Rey de cetro de caña y de corona de espinas. Monarca con disfraz de mendigo, era el Rey porque reinaba -aun antes de la infamia final en el madero- sobre los dolores del mundo, sobre las infamias de los hombres, sobre la muerte de los cuerpos. Reinaba en el dolor, con la verdad y la justicia y la paz.
Los azotes preludian el gran drama de la cruz. Los azotes que se oyen como una lluvia de gotas de plomo.
¡Getsemaní! ¡Sudor de sangre! ¡La oración en el huerto!

Jesús con la  cruz a cuestas, por Duccio di Buoninsegna
CALLE DE LA AMARGURA
El sol, en pleno meridiano, prende sus fuegos sobre las cúpulas de Sión y retuesta y calcina los caminos por donde va y viene la mudez somnolente de los dromedarios...
Polvo y sol sobre las cuestas. A lo lejos, un rumor de fieras locas que pronto va creciendo y se torna en fragor de marejada.
Un hombre, tambaleante, cargado con una cruz inmensa. Paz dulce y serena en los ojos de cordero.
Un bárbaro artefacto de espinas le cubre toda la cabeza y le revuelve y ensangrienta la cabellera.
Polvo..., sol..., lágrimas..., sangre..., imprecaciones...
Jesús marcha con la cruz a cuestas...
Cae en tierra tres veces. Consuela a una mujer que llora por Él. Hubo un paño compasivo de Verónica clemente que le enjuga el rostro ensombrecido. Su Madre le ve y desfallece. Piadoso Cireneo le ayuda en esta última jornada tremenda.
Sube tambaleante el Nazareno y arrastra la cruz. ¡Arriba! ¡Hasta el fin, hasta el Calvario! ¡Hasta la muerte!

El beso de Judas, por Giotto
JUDAS
El personaje más siniestro de la Pasión es Judas Iscariote. Más siniestro que las concupiscencias de Herodes y el odio de los escribas y el miedo de Pilatos y los desplantes de la soldadesca en esta transacción macabra por un puñado de monedas de plata que hace el discípulo con los enemigos del Maestro. Por este traidor también sufrió Jesús la muerte y por este personaje -que los siglos futuros han revivido en todas las épocas- se alzó al Padre la plegaria del Hijo de Dios. Pero en la noche fatal de Judas no hubo luz. Como no la hay tampoco en esas noches eternas de insectos que muerden la inmundicia, de los que odian lo blanco y el sol, de los que dan la muerte con disfraz de caricia y alzan su baba en los caminos, los sembradores de espinas, los que calman su sed y hambre en los pingajos de una humanidad doliente, los que asesinan a tajos las reputaciones...; pillos y felones, espíritus de sierpe, almas de escarabajos que disparan sus dardos por la espalda a traición.
Judas no sintió arrepentimiento, sino desesperación. En la última cena lo hemos visto recibiendo el pan, transformado en carne de Jesús. Judas, pues, fue el primer sacrílego del mundo. Por eso no fue extraño verlo, al día siguiente de su alevosía, colgando péndulo entre las fauces de un barranco con una cuerda atada al cuello. Judas, este suicida, este atormentado, este personaje siniestro en la Vida y Pasión de Jesucristo, tuvo sobreabundancia de gracias para la reparación y el sosiego del arrepentimiento. pero Judas fue un obcecado, ciego y sordo a las voces y a las luces del espíritu.
¡Judas Iscariote! Traición, codicia, avilantez... ¡Péndula figura de un ahorcado!

Cristo crucificado, por Diego Velázquez

CALVARIO
Una a una, con la exactitud de las cosas eternas, se había ido cumpliendo en Jesús todas las viejas profecías premesiánicas, que se alzaban, como penachos de interrogación, entre las brumas del Antiguo Testamento.
Faltaba la hora suprema de la Cruz. Y esa hora sonó para el mundo. Y el mundo no la escuchó porque está sordo.
Para el mundo, el calvario y la crucifixión carecen de sentido.
Y frente  al Cristo clavado en la cruz, el mundo sigue odiando. ¡Odiando!
El drama de amor en el calvario tiene apenas un tímido valor de símbolo sin realidades. Esa oblación pura, por la paz y el amor, parece perderse entre los rencores que fermentan en las hondonadas de cada espíritu.
Ante la estampa emocionante de Cristo clavado en la cruz, muriendo de amor por los hombres, se escapa de mi corazón y de mis labios esta plegaria, que escribí en mis lejanos días de estudiante:
Señor manso, que estiras tus miembros amarillos
en el leño sangriento de la enorme tortura;
bajo tu misma sombra crepitan en la hondura
los rencores de tantos, Señor, tantos caudillos.

¡Regresa a tu Calvario! Constreñido de grillos,
repasa nuevamente tu calle de amargura.
Muere de nuevo en cruz. Tal vez sea menos dura
así la guerra cruenta, la lid de los caudillos.

¿Por qué el mundo es un piélago de odios y negrura
que brama y se revuelve sin gaviotas, sin brillos
de faro alguno? ¿Hasta cuándo tanta locura?

Quizá hasta que, de nuevo, tus miembros amarillos
se estiren en el leño de la enorme tortura
y tu sangre se vierta sobre tantos caudillos.

La Piedad, por El Greco
Se acerca la Semana Mayor. He aquí unas meditaciones de siete momentos de la Pasión del Señor, escritas en los años 50 por el padre Juan Francisco Hernández, entonces párroco de San José (luego lo sería con la dignidad de Monseñor en Santa Teresa), Caracas, con motivo de una Semana Santa. Fue transmitido por televisión, mas no en su programa Vida y Destino.

Escogí imágenes sobrias como creo que le gustarían  al P. Hernández para ilustrar sus escritos. Él siempre fue un duro crítico de las imágenes sensibleras y edulcoradas, y de las iglesias convertidas en quincallas de pacotilla. Siempre rechazó los "yesos pintados", adocenados y vulgares; "Cristos populacheros de caras inconfesables"; "Vírgenes con tipo de actrices de cine", o la brillantina, el papel crepé y el cartón pintado. Admiraba también el arte contemporáneo y las obras sacras de artistas como Matisse, Léger, Richier, Lurcart o Rouault, que enriquecieron iglesias en Francia. ¡Qué interesante sería, por ejemplo -dijo en una oportunidad- una Pasión de Poleo o una Coromoto de Narváez.

Si el buen cura estuviera vivo, explotaría en santa ira al ver cómo las mejores iglesias de Caracas están convertidas en baratillo; en "bazar de quincallería cursi", como las calificaba. Otro día tocaremos ese tema y lo documentaremos con algunas fotos, en particular de los bautisterios convertidos en depósitos y tiendas de chécheres.

Dios habrá sabido premiar a Monseñor Juan Francisco Hernández por su esfuerzo.