viernes, 2 de noviembre de 2012

La Chinita, patrona de la Gran Colombia

Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá
Tablilla que se venera en la Basílica Menor que le está dedicada en Maracaibo
Maracaibo se apresta para celebrar las fiestas en honor a su patrona, Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Lo que celebran los zulianos en estas fechas es la renovación motu proprio de la imagen de Nuestra Señora en la tablita que una pobre señora había encontrado flotado en las aguas del lago de Maracaibo, lo que sucedió el 18 de noviembre de 1709. En Venezuela todo el mundo se conoce la historia del hallazgo y prodigiosa renovación de la imagen de la Virgen de Chiquinquirá, con algunas variantes, como la presente, de un artículo de Gelimar Sánchez de Guerrero publicado por llanorecords.com:
...una mujer sencilla que se hallaba lavando ropa a orillas del lago, vio una tablita flotando y decidió llevársela a su casa ya que le podía servir para tapar la tinaja del agua. Días después notó que aparecían en ella indicios de haber sido una imagen religiosa por lo que la puso en uno de los aposentos de la casa. El 18 de noviembre de 1.709, la mujer estaba moliendo cacao cuando oyó unos golpes que daba el cuadro en la pared, llena de curiosidad se encaminó hacia el cuadro, con gran sorpresa vio que se iluminaba y aparecía en él una imagen perfecta de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, no pudiendo contener su emoción corrió a la calle y gritó: ¡Milagro! ¡Milagro! Acudieron los vecinos y contemplaron con asombro y regocijo la vivísima luz que iluminaba la sagrada imagen y testificaron de su milagrosa renovación...

Lienzo original de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá
Basílica de Chiquinquirá, Colombia

La imagen que vieron entonces los vecinos de Maracaibo ya era conocida. Se trataba de una reproducción del cuadro de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, cuya devoción se había extendido durante todo el siglo XVII desde el Nuevo Reino de Granada (hoy República de Colombia) hacia otras regiones de América del Sur. En Venezuela, ya se la veneraba en Aregue y en Lobatera (hoy en los estados Lara y Táchira, respectivamente). La iconografía representa a la Virgen del Rosario con el Niño, flanqueada por San Antonio de Padua y San Andrés Apóstol, conforme lucen en el cuadro que se venera en la Basílica de Chiquinquirá, en Colombia. Este cuadro también experimentó una renovación por sí mismo a finales del siglo XVI.

El Obispo de Caracas y Venezuela, don Mariano Martí, llegó Maracaibo el 22 de febrero de 1774 y sólo pudo abrir la visita pastoral el 8 de mayo por haver caído enfermo de calenturas a la buelta de dichos pueblos (los de la Costa Oriental del Lago: Tomocoro, Lagunillas, Puenta de Piedras, Ciruma), y no haver salido de casa hasta dicho día 8 de mayo de 1774... El estado de salud del prelado se refleja en el informe de la visita, así como también el estado de desorden moral en que encontró la ciudad. Don Mariano, siempre tan prolijo en datos sobre las edificaciones, imágenes y reliquias, inició revisando la mala vida que llevaban los marabinos, comenzando por el gobernador que que mantenía comercio torpe con las Villasmil, Bárbara e Isabel, madre e hija (en la edición de la Academia de la Historia el brollo desordenado ocupa las páginas 157 a 161  y de 172 a 251, Tomo I del Libro Personal). Martí visita las iglesias, hospital y convento marabinos, entre ellos a San Juan de Dios, el 3 de septiembre.

Primero el templo; la iglesia que vio el Obispo Martí "...Está colocada al otro extremo de la ciudad, que llaman el Saladillo. Es de tres naves, que forman columnas de palo. Está colocado su Divina Magestad, y se ministra de allí el Santísimo viático a los enfermos de aquel barrio (...) En esta iglesia baxo la invocación de San Juan de Dios quieren establecer cofradía de Nuestra Señora de Chiquinquirá..." Allí recibe de manos del Mayordomo, don Pedro González de Acuña, un papel, firmado de su mano, sobre el origen del templo:
Iglesia de San Juan de Dios en Maracaibo
Grabado del siglo XIX, tomado de El Zulia Ilustrado
Razón individual que doy al Illmo. señor del origen que tubo la Santa Iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Antiguamente, según he tenido noticia, a más de noventa años que don Juan de las Nieves Andrade, por la mucha devoción que tenía con San Juan de Dios en la situación que se halla hoy la capilla mayor de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, le fabricó una capillita mediana al Santo, y dizen que le impuso una capellanía, para que todos los días de fiesta le fuessen un sacerdote a dezirle Missa al Santo. Quando Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá hizo el milagro de retocarse por sí mismo, como fue inmediata a la citada capillita, en una casa de doña María de Cárdenas, donde la soberana Virgen hizo el milagro, el Vicario de aquel tiempo, con toda la clerecía, la sacaron en procesión y la colocaron en la citada capillita; y haviendo venido aquí de governador don Guillermo Thomás de Roo, por la devoción que tenía en la soberana Virgen derribó la citada capillita y fabricó la capilla mayor, que hoy se halla en la misma situación, hallándose el Mayordomo de la Soberana Virgen don Joseph Gutiérrez de Vergara, y con la mucha devoción que empezó a haber con la soberana Virgen, juntó dicho don Joseph Gutiérrez algunas limosnas de donde se levantó una hazienda y con el favor de ella le fabricó un cañón de Iglesia y un tramo de torre que servía de campanario. Después que dicho señor murió, me coloqué yo de Mayordomo de la soberana Virgen, y por el año de setenta derribé del todo el citado cañón y fabriqué la santa Iglesia, que hoy se halla situada, y juntamente derribé el tramo de torre y fabriqué la torre que hoy se halla.
Construcción de la Basílica actual
Para ese momento, la fábrica de la iglesia de San Juan de Dios se mantiene sin ayuda de la parroquia (hoy Catedral), de la que sólo recibe los quatro reales del incensario. La Virgen de Chiquinquirá mantiene con sus limosnas el culto de esta iglesia sufragánea. El obispo es de la opinión de erigirla Curato, aunque sabe que el Gobernador se opone. Vemos aquí que la edificación que conoció el Obispo Martí era bastante nueva y remplazaba una construcción anterior. Tampoco será la última. La actual basílica es obra del siglo XX y existe la propuesta de ampliarla aún más. Este ha sido el sino y destino de este templo. Pareciera que la feligresía nunca está satisfecha.

Poco menciona el Obispo Martí sobre el cuadro de la Virgen y nada de algún milagro. En aquella época, al parecer, quien obraba milagros era el Santo Cristo de Gibraltar. Hace Martí el inventario de edificaciones, muebles y alhajas. La milagrosa tablita se encontraba en el retablo del Altar Mayor:
... un retablo de madera de cedro, tallado y todo dorado de 7 varas y tercia de alto con copete y cinco varas y sexma de ancho, con cinco nichos en el principal se halla colocada nuestra señora de Chiquinquirá con su vidriera y llave de plata, velo rameado de todos colores, y en los demás San Juan de Dios, titular de la Iglesia, San Joaquín, San Vicente Ferrer, y San Félix de Cantalicio, todos de escultura y de tres cuartas de alto.
Item. Debajo del nicho de Nuestra Señora está el sagrario y en él colocada Su Divina Majestad en custodia de plata sobredorada de más de media vara de alto con ara, corporales y velo de gaza, cerradura y llave de plata y encima el baldoquín donde se pone el Santísimo sacramento, con su copete todo dorado ara y corporales.
Al momento, las alhajas que tiene la Chiquinquirá eran pocas:
La Chinita con algunas de sus alhajas actuales
Una corona de la Señora, otra del Niño, un rosarito, un sol, una media lunas, unos serafines pequeños y el cordón de San Antonio, cuyas piezas todas de oro se hallan aseguradas de firme en el marquito en que está pintada la Señora y valen todas cincuenta pesos.
El cuadro o marco en que está colocada la Señora todo de plata, vale trescientos pesos... También tiene otras joyas: una cruz de oro, tres rosas de perlas, seis rosas de plata, una cadena chinata, dos torcidos de perlas, dos relicarios, unos milagritos de oro, otros de plata, un ramillete de plata, zarcillos y fiadores, siete velos de seda de distintos colores para poner en el nicho de Nuestra Señora, una colcha de china bordada de seda y dos doceles de damasco amarillo y diez cortinas de zaraza. Evidentemente, la mayoría de las prendas eran ofrendas de los fieles, que no eran ricos.

Tampoco había documentación válida sobre el hallazgo y renovación del cuadro de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Habrá que esperar unos cuantos años más para que un Obispo se dedique a recabar la información y darle valor canónico a la devoción popular. Este prelado no fue otro que Rafael Hilario Lasso de la Vega, Obispo la diócesis de Mérida de Maracaibo entre 1815 y 1829. Hay una calle céntrica en Maracaibo que lleva su nombre: Calle Obispo Lazo.

Obispo Rafael Hilario Lasso de la Vega
Hay un artículo muy interesante de Tomás Straka tutilado El obispo realista que se hizo republicano (El desafío de la historia, Año 2, N°1) que se refiere a este ilustre prelado, natural de Panamá y convencido realista, como sus feligreses maracaiberos. Monseñor Lasso de la Vega remplazó al Obispo Santiago Hernández Milanés, muerto en Mérida en el terremoto del Jueves Santo de 1812 (tres años de sede vacante).  Durante su gestión pastoral a frente de su dilatada diócesis, dividida entre las fidelidades republicana y realista, llegó primero a convertirse a la causa republicana y luego se hizo ferviente bolivariano, llegando a ser diputado en el Congreso de Cúcuta. Veamos lo que nos dice Straka sobre el Obispo Lasso y la Chinita:
La Chinita, su primera fe venezolana
Es, por tanto, la vida y conversión republicana de un hombre que nos dice mucho del itinerario espiritual de aquella sociedad jalonada por tempestades. Es el drama de un hombre que logra encerrar todo el drama de la emancipación, de aquéllos que después de haber creído en unos ideales, se desengañan y terminan luchando por otros. Pero es, además, una conversión rabiosamente asociada a nuestra fe: en Maracaibo -y con esto terminamos- Lasso se encuentra con la veneración a una tablita, que todos aseguran es altamente milagrosa. Representa a la Virgen de Chiquinquirá. Viene de Bogotá y sabe del fervor de la virgencita -a la que los marabinos llaman "La Chinita"- despierta en el pueblo, y el esfuerzo de los patriotas por hacerla su patrona. Pero lo de Maracaibo va más allá de todo lo que se ve en la Nueva Granada. Antes de Bolívar, es la primera fe venezolana que lo conquista. Se pone a reunir papeles, a demostrar milagros y, finalmente, a pedirle al Papa que la nombre patrona de la Gran Colombia, y lo consigue. Aún lo es de Colombia, el trozo de la gran república bolivariana que conservó el nombre. Que la patria y la Chinita, pues se lo premien allá en el Cielo.
No fue esto lo único que logró del Papa, obtuvo el reconocimiento de la República de Colombia por León XII y la designación de prelados para las sedes episcopales vacantes: Caracas, Bogotá, Guayana... En premio su fructífera labor por la patria y la Iglesia fue nombrado Obispo de Quito, donde murió en 1831.


Plaza de la Chinita, Maracaibo
Foto tomada de www.viajeros.com




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