domingo, 20 de noviembre de 2011

Nosferatu, Vampyr.... Welcome to my Castle, I am Dracula

Mi primer encuentro vampiresco fue con Berenice. Recién comenzaba yo a conocer al amigo Edgar Allan Poe y allí apareció ella, sugerida y discreta, como incitando. Hasta ese momento sólo conocía al Drácula/Nosferatu cinematográfico. Luego visité de la mano de Stephen King al pueblo de Salem´s Lot, pero no era lo mismo. Tampoco los vapiros frívolos de Ann Rice dejan el gusto y el deseo de volver. La mordida de Berenice me dejó insatisfecho y anhelante. Luego se me presentó el propio Drácula, el de Bram Stoker. Allí la mordida fue cibernética. Mi primer e-book, leido completo fue ese. Mejor leerlo en tinta sobre papel a la manera victoriana. Hace unos días, por fin, dejé entrar a mi casa a toda una manada de vampiros, cada uno mejor que otro.

Tengo en mis manos el libro Vampiros (Atalanta, Madrid, 2010), una antología de Jacobo Siruela quien hizo una excelente selección para disfrute de los vapirófilos. Leamos de la contraportada:
Esta antología -la más completa y documentada que existe hasta el momento en español- reúne en un solo volumen los mejores textos cortos de vampiros que se han escrito desde principios del siglo XIX hasta casi finales del siglo XX. En cualquiera de sus variantes: bien en su aspecto más primitivo, inspirado en el folclore, como el vurdalak de Alexis Tolstói o el monstruo de Quiroga; bien como noble perverso, con su irresistible magnetismo erótico para las mujeres, como reflejan los textos de Polidori, Rymer o Aickman; bien bajo la bella y cruel figura inductora de la fatalidad de los hombres, como aparece en las piezas de Gautier, Baudelaire, Le Fanu, X. L. e incluso Derleth; o bien como fatum terrorífico y trágico en los cuentos de Tieck, Poe, Hoffmann, M. R. James, Stoker, Crawford, Benson y Matheson, todas estas inolvidables muestras de la "tempestuosa belleza del terror" siguen fascinando en nuestro siglo, por su aura de la sexualidad tenebrosa y el miedo profundo que inspira su aspecto maléfico en relación con la muerte.
Publicada por primera vez en Siruela en 1993, esta tercera versión que presenta Atalanta en 2010, con una larga introducción de Jacobo Siruela, añade, además de una extensa bibliografía, tres cuentos nuevos del siglo XX de August Derleth, Richard Matheson (autor de "Soy Leyenda") y Robert Aickman, considerado por muchos como el mejor escritor inglés de cuentos sobrenaturales de la segunda mitad del siglo XX.
Pues bien, este libro me ha proporcionado largas horas de buena lectura. Los textos han sido traducidos con gusto y cuidado, por lo que atrae y seduce.  Les dejo el poema Les métamorphoses du vampir, de Charles Baudelaire que está publicado en la página 206:




La femme cependant, de sa bouche de fraise,
En se tordant ainsi qu'un serpent sur la braise,
Et pétrissant ses seins sur le fer de son busc,
Laissait couler ces mots tout impregnés de musc:
-"Moi, j'ai la lèvre humide, et sais la science
De prendre au fond d'un lit l'antique conscience.
Je sèche tous les pleurs sur mes seins triomphants,
Et fais rire les vieux du rire des enfants.
Je remplace, pour qui me voi nue et sans voiles,
La lune, le soleil, le ciel et les étoiles!
Je suis, mon cher savant, si docte aux voluptés,
Lorsque j'étouffe un homme en mes bras redoutés,
Ou lorsque j'abandonne aux morsures mon buste,
Timide et libertine, et fragile et robuste,
Que sur ces matelas qui se pàment d'émoi,
Les anges impuissants se damneraient por moi!"
Quand elle eut de mes os sucé toute la moelle,
Et que languissamment je me tournai vers elle
Pour lui rendre un baiser d'amour, je ne vis plus
Qu'une outre aux flancs gluants, toute pleine de pus
Je fermai les deux yeux, dan ma froide épouvante,
Et quand je les rouvris à la clarté vivante,
À mes côtés, au lieu du mannequin puissant
Qui semblait avoir fair provision de sang,
Tremblaient confusément des débris de squelette,
Qui d'eux-mêmes rendaient le cri d'une girouette
Ou d'une enseigne, au bout d'une tringle de fer,
Qui balance le vent pendant les nuits d'hiver.

Interesante ¿No? Otro día continuaremos conociéndolos.

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