sábado, 29 de octubre de 2011

Un cardenal gourmet y su cafetera

Luego de concluir mi artículo "Café de Moda" me picó la curiosidad por saber quién era el señor Du Belloy al que se refería Brillat-Savarin y cómo era la cafetera que había diseñado. A. Dumas en su Dictionnaire, al referirse al café a la Dubelloy, nos dice:

La gran ventaja de las cafeteras a la Dubelloy es que el agua hirviendo debe atravesar el café en polvo, produciendo inmediatamente un café claro, que no debe esperar uno a que repose para que se aclare lo que obligaría a recalentarlo, lo cual siempre altera la calidad.
Buscando por Internet encontré la respuesta a mi interrogante. Supe quién era el autor de la cafetera, conocí el diseño y, mejor aún, hice un café con la "jarra" que tengo en casa desde hace casi 20 años y nunca había sabido usarla.  Empecemos con el personaje.


Jean-Baptiste de Belloy-Morangles nació en Morangles, diócesis de Beauvais en 1709; fue Obispo de Marsella en 1756 y Arzobispo de París en 1801, Cardenal Primado de Francia en 1805, a pesar de su avanzada edad. Murió en 1808 y está enterrado en la Catedral de Notre Dame en un monumento que ordenó erigir Napoleón Bonaparte, quien admiraba al prelado por su entereza y su amor a la Patria y a la Iglesia. Fue un sacerdote de grandes virtudes y mansedumbre, inclinado a limar asperezas con dulzura, tacto y justicia. En los momentos más duros de la persecución religiosa durante la Revolución Francesa mantuvo una postura valiente y firme en defensa de la religión. Cuando Pio VI pidió la renuncia de todo el episcopado galo para facilitar la firma del Concordato entre la Santa Sede y el Imperio Francés, fue el primero en renunciar, abriendo paso a la restauración de la Iglesia en Francia.  Pues bien, este cardenal fue el inventor de la primera cafetera por percolación, que lleva su nombre (o derivados) y aún se usa en Francia. A partir del prototipo del Arzobispo, todas las cafeteras usan el principio de percolación pero con diferentes sistemas, a excepción del café a depresión.



La cafetera inventada por el Arzobispo se conoce también con los nombres de dubelloire y débelloire. Consiste de 4 piezas: tapa, un filtro donde se coloca el café, un cilindro con un segundo filtro con agujeros más pequeños y la cafetera propiamente dicha. La mía es de porcelana blanca fabricada en Francia por Apilco. Hice el café siguiendo las instrucciones de Brillat-Savarin y dió resultados. Es decir, colé la primera vez; recalenté casi a punto de ebullición el primer café, y lo volví a colar. Es un café claro, con grato aroma y buen sabor. La tendencia, sin embargo, es a enfriarse un poco, por lo que antes de comenzar a hacer el café hay que calentar la cafetera con agua hirviendo y, mientras el café se cuela, arroparla con un mantelito de cocina. Bueno probar.

3 comentarios:

  1. Que buena curiosidad Abraham...
    Muchas gracias por la información, muchas cosas ha hecho la Iglesia...

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  2. Lo del café es lo de menos. Fíjate los momentos difíciles que le tocó vivir y cómo actuó. Así se hace. Su vocación no le impidió descubrir la manera de hacer un buen café.

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  3. Gracias! Balzac habla de su cafetera en el Tratado de los excitantes modernos.

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